María Nélida Riopedre – Florista

María Nélida Riopedre: “Ha habido tantos momentos buenos que no puedo quedarme solo con uno”

María Nélida (Nely) es florista en Funeraria Gijonesa desde hace más de dos décadas. Pero no solo ha sido florista. Y no solo es florista. Esta asturiana comenzó de limpiadora, puesto que ejerció los primeros años en la funeraria. Entonces la plantilla era más reducida que ahora, y siempre que hacía falta echar una mano en floristería, Nely estaba la primera para “arrimar el hombro”. Y así fue hasta que finalmente “se quedó” en floristería.

“Fue una alegría muy grande, aunque al principio no diferenciaba un gladiolo de un clavel. Poco a poco todas las que entramos fuimos aprendiendo, primero de las más veteranas y luego ya a través de una profesora”. Tras dos décadas entre pétalos y tallos, lo de no diferenciar una flor de otra le suena a una vida pasada.

Ahora, con su experiencia, trata de enseñar a los nuevos compañeros lo que hace tantos años le enseñaron a ella, poniendo la misma pasión y paciencia que pusieron en ella. “Al final es un trabajo muy agradecido porque estás rodeado de naturaleza y además es muy creativo”. Lo que más esfuerzo lleva, comenta, es la primera ‘recepción’ de las flores, cuando llegan y hay que arreglarlas, “hay que cortarles el tallo, si tienen hojas limpiarlas y ya finalmente meterlas en agua”. Un trabajo más físico de lo que se pueda suponer, pero que en estos años ha ido evolucionando: «Hemos agilizado el trabajo, ahora conocemos más técnicas que nos ayudan a ser más eficientes”.

Pese a que desde su puesto en el almacén Nely no tiene contacto directo con las familias, si le preguntamos por la época más dura de la pandemia solo le salen tres palabras: “Fatal, fatal, fatal”. Y explica, “en un tanatorio, obviamente, siempre hay personas muy tristes, cierta tristeza en el ambiente. Pero con la Covid además estaba vacío, sin gente, sin vida.

Era imposible no empatizar con las familias. Fue un año muy duro para todo el mundo”. Afortunadamente, también hubo momentos buenos: “Esos días en los que tú llegabas un poco más cabizbaja siempre había una compañera para sacarte una sonrisa y al revés. En ese sentido, también supimos cuidarnos entre nosotros”.

El equipo una vez más, y como cada una de las veces que hablamos con un trabajador funerario, es uno de los pilares básicos en los que se sustenta todo lo demás.

Precisamente, uno de esos recuerdos que a Nely “se le quedó en la retina” fue el fallecimiento de un compañero: “Llevábamos 20 años trabajando juntos. Puedes pensar

que al trabajar aquí al final te inmunizas un poco, pero en la realidad todos sufrimos pérdidas que duelen muchísimo. La suya fue una muerte que me afectó sobremanera”.

Algo similar pasa cuando fallece un niño. “Cuando sabemos que hay un bebé o un niño en una de las salas, después de tantos años, nos sigue afectando. Son cosas para las que nadie está preparado, y es verdad que ese día se crea un ambiente distinto en la funeraria”.

Una empatía que también le ha permitido vivir momentos a los que volver cuando apetece sacar una sonrisa. “Hay tantos que no puedo quedarme con uno. Fueron muchos y además muy buenos. Recuerdo especialmente al principio, cuando empecé. Éramos un equipo muy joven y siempre había la típica travesura que te alegraba el día”.

Ahora los más jóvenes son “los nuevos” que, según cuenta “llegan con una actitud positiva, con ganas de aprender, de hacer el trabajo y de dejarse aconsejar”. Un gusto de ‘pupilos’ a los que tanto ella como sus compañeros acogen de la mejor manera. Y es que hay algo distinto cuando se trabaja en un lugar en el que la muerte es protagonista tantas veces. “Aprendes a valorar los momentos. Creo que lo que más valoro es el tiempo con mi familia, tener tiempo libre para poder estar con ellos. Y para eso, claro, necesitas salud. Valorar esa salud es el otro aprendizaje que me llevo conmigo”.

Aprendizajes que no le han hecho perder ni un ápice de humor, que aflora al preguntar qué espera de estos años que aún le restan hasta la jubilación. “Que pasen pronto”, contesta entre risas. Con la sinceridad y la alegría de, quien se nota, se encuentra bien en su trabajo y tiene esas ganas de todo pero, sobre todo, de vivir.

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