Cristina Boto representa ese pequeño porcentaje de mujeres (aprox. 4%) que a día de hoy son directivas en el ámbito funerario. Con profunda formación en gestión financiera, así como experiencia en otros sectores, su llegada a la dirección de Gicemsa, empresa encargada de la gestión de El Café, la cafetería-restaurante de Funeraria Gijonesa, el parking del tanatorio y el servicio de floristería, supone un reto de aprendizaje en un nuevo entorno y, al mismo tiempo, una oportunidad para innovar.
Llegas a una empresa grande, toda una entidad en Gijón, con más de 80 empleados y con una gran responsabilidad. ¿Cómo ves este reto?
Es cierto que al principio existe ese vértigo, pero es un gran reto. Lo acepto con mucha emoción e ilusión. Es el legado de los fundadores y lo coges con mucha responsabilidad, y mi responsabilidad es cuidarlo y mimarlo todos los días aportando lo máximo de mi misma a la empresa.
La primera generación funda FG. La segunda la moderniza. ¿Cuál crees que es tu papel ahora? ¿Qué te gustaría aportar?
Yo creo que respetar lo que se ha hecho hasta ahora, de la forma que se ha hecho hasta ahora, pero adaptar este negocio a los tiempos que corren. ¿Cómo? Pues iremos viendo porque acabo de aterrizar. Pero tengo confianza, también porque todo el equipo me lo ha transmitido, no sólo mi madre, sino todos los trabajadores me han demostrado cariño, respeto y me han acogido muy bien. Al final todo eso te da confianza.
Además vienes con una preparación muy potente y con una visión propia mucho más moderna…
Sí, ayuda, pero estar aquí es como otro máster. Estoy aprendiendo mucho y, espero, que no sea por ser los primeros días, sino que sea un aprendizaje continuo. Aprender es lo que nos puede llevar a innovar. Porque hablar ahora de lo que podemos innovar o aportar… Bueno, tienes que conocer muy bien lo que haces para emprender nuevos caminos.