Se acerca el día del padre y en funeraria gijonesa también lo celebramos.
Por nuestra profesión, además de la propia experiencia personal de los compañeros que lo son, todos sabemos lo que significa “ser padre” .
Esa figura pilar en la vida de cada uno con la que los funerarios nos encontramos día a día. Así es, un fallecimiento implica ver padres y también hijos.
Nosotros nos sentamos con ellos, escuchamos con cariño sus historias de vida, desgranamos sus sentimientos y ponemos a su servicio nuestro conocimiento y desempeño.
Todo ello representa un trabajo en equipo y esfuerzos compartidos, para desarrollar celebraciones y ceremonias a medida. Siempre con la intención de cumplir los últimos deseos.
Pero hoy, no hablamos de estos padres ni de esos hijos. Hoy no hablamos de los que recibimos cuando nos necesitan.
Hoy queremos presentaros a los padres que prestan servicio en nuestro equipo. A todos los padres funerarios, que también son hijos, abuelos y nietos. A todos los que se mantuvieron firmes, a pesar del miedo, la incertidumbre y la escasez de Epis en plena pandemia.
Hoy queremos rendir homenaje a los compañeros funerarios que ya no están, a los que sí y a los que vendrán. Por su fortaleza y su coraje. Por el valor de ser y estar para servir a otros cuando más lo necesitan.
Hoy presentamos a grandes profesionales, grandes compañeros, pero por encima de todo grandes personas.
Hoy los conocemos un poco más.
Juan Carlos Agúndez Cimadevilla
Administrativo contable
“Estoy orgulloso de decir a qué me dedico. Y más en la empresa en la que estoy”
Once años lleva Juan Carlos en Funeraria Gijonesa (FG), y aunque ahora está en las oficinas de la calle Los Moros, como administrativo, sigue contando a sus conocidos que es funerario. Porque, como muchos de sus compañeros, él también estuvo en primera línea. Sin embargo, de aquellos tiempos se ha llevado recuerdos que llevará siempre consigo mismo, como aquella familia que le invitó a sentarse a comer con ellos.
¿Cuántos años llevas en FG?
Pues con este, 11 años. Ya son unos cuantos.
Cuéntame alguna anécdota buena que hayas vivido en Funeraria Gijonesa que recuerdes con cariño.
Bueno, pues la verdad es que bastantes, bastantes buenas experiencias. Es lo que tenemos aquí en esta familia. Es que casi todos los trabajadores, por lo menos en mi caso, empezamos desde abajo y empezamos pues recogiendo defunciones y teniendo ese trato con las familias tan cercano y que luego se pasó a la oficina. De las más cariñosas fue un funeral en la zona de Pravia. Después de hacer todo lo que es el servicio funerario de la conducción, llegar allí, esperar por el difunto para que se hiciese el entierro en el cementerio parroquial correspondiente, etc… Cuando me disponía a marchar la familia me invitó a su comida familiar. Y no hubo manera de negarme. Yo decía que tenía que marchar, era ya por la tarde, y me dijeron que si no me sentaba a comer algo en su mesa, que que no, que no podía marchar y la verdad es que fue muy agradable. Me trataron como uno más.
Además es que vosotros tratáis con la gente en momentos muy, muy delicados y vivís muchas reacciones muy complicadas, pero también muchas muy buenas.
Sí, yo siempre comento lo mismo: cualquier persona puede verse sobrepasada en estos momentos. El servicio funerario, es algo que, por naturaleza, nadie quiere solicitar. No es una prestación de servicios de elección, sino que es algo que no te queda más remedio.
Todos decís en Funeraria Gijonesa que sois una familia, ¿es fundamental en esta empresa?
Pues sí, realmente algo que recalcamos y que a veces además es recurrente en cuando tenemos cursos de de protocolo, de atención a familias en los cuales normalmente trabajan, pues participamos toda la empresa, desde la floristería hasta el administrativo, el funerario o el encargado. Pues es eso, es que todos nos demos cuenta de las dificultades que tiene cada uno y las satisfacciones dentro de su labor en la empresa, como el primer mal trago que se lleva un funerario cuando recoge una defunción inesperada, lo mal que lo pasa un tramitador intentando ofrecer servicios que al final tienen un coste, sobre todo en familias que no tienen un seguro. Pero sí que es cierto que esa relación casi de familia es importantísima. También es cierto que incluso hay generaciones de trabajadores que han pasado por aquí.
También es importante para que exista esa familiaridad la estabilidad. En Funeraria Gijonesa se celebra un acto con los empleados que llevan 25 años, y no son pocos…
Sí, la verdad es que yo lo agradezco. Es una cosa que valoro porque yo estuve en una empresa familiar en la cual participé. Y es fundamental el mantenimiento, siempre que puedes, del capital humano que supone un trabajador que se implica y que lleva contigo 20 años. Vamos, 10, 15, 25… Al final eso es impagable. Ya no es una cuestión de experiencia, sino de actitud. Tengo un compañero que lleva el doble que yo, otros 32 años. Ellos las han vivido de todos los colores y saben de todas.
Pasando al plano personal, ¿eres padre?
Tengo tres hijos, soy padre de familia numerosa.
¿Cómo vive un padre el tema de trabajar en el mundo funerario? Porque me imagino que hay situaciones que os afectan más.
Bueno, sobre todo al principio. Pues sí que es cierto que te traes a casa alguna situación que solamente has visto las películas. También es cierto que yo no empecé de niño. Empecé con 37 años
y con una experiencia de pasarlo mal como empresa privada. Al final pues realmente llegar a casa y ver a la familia, pues significa que el trabajo te permite desconectar. También es cierto, y aparte que yo creo que mentalmente es necesario de encontrar. Ese es el clic. Llegar a casa y desconectar.
Y encima de eso el trato con los compañeros. Al final cuando ves cualquier cosa siempre hay un compañero que te apoya, siempre hay un compañero que ha visto otra cosa pero no parecido o que te recomienda por aquí, por allá eh…
Y también al ser padre, algunos fallecimientos te tocan más de cerca.
Sí, es cierto. Por ejemplo, una tragedia de hace unos años, en una casa rural. Una persona muy cercana a nosotros perdió prácticamente a toda su familia, a su mujer e hijos. Y sí que es cierto que los primeros días cuando veías a este hombre no sabías cómo acercarte a él. Eso te afecta. Pero sigo diciendo que a base de esa formación, cursos, protocolo, puedes tener más herramientas. Evidentemente somos humanos. Pero sí te vas endureciendo. Psicológicamente yo creo que es bueno. Porque también es necesario el poder no ponerte a la altura de esa familia, porque se trata de que tú tienes que reconfortar, les tienes que apoyar. Si a ti te ven, pues eso, temblar o extremadamente afectado… La experiencia hace que vayas acumulando un poso. Empatía sí, pero pero con profesionalidad, que es de lo que se trata.
No pierdes el contacto de que todo empieza con un servicio, siempre empieza por una defunción. Hay servicios, como los traslados de nichos, que no tienen un sentimiento tan reciente de la pérdida.
¿Cómo ven tus hijos que seas funerario? ¿Lo viven con normalidad?
Mis hijos sí lo ven con normalidad. Algunas veces me preguntan, yo creo que sobre todo Adrián el mayor, ya con 18 años. Los pequeños realmente todavía, afortunadamente, no han vivido el duelo. Sus cuatro abuelos viven. Ellos no se han visto ante un funeral y las preguntas que te hacen pues las ven un poco como en la lejanía.
Pero sí que es cierto que el tema funerario es un poco tabú. Alguna persona externa que cuando les dices que eres funerario -porque yo no digo que soy administrativo, yo digo “soy funerario”- pues lo notas. Pero yo orgulloso de que exista gente aquí, decir a qué me dedico. Y más en la empresa en la que en la que estoy.
En Funeraria Gijonesa tenéis un fuerte sentido de pertenencia a la organización.
No nos podemos quejar, viendo la situación en la que ha tenido el mercado, la volatilidad de los puestos de trabajo, ver cómo esta empresa, pues año a año, con sus problemas, inversiones, cambios de normativa de medio ambiente en empresas como la nuestra, que te afectan un montón… Y los jefes y directivos han sido sensibles en mantener un nivel salarial a la gente. La seguridad y el sueldo fijo a final de mes de esta empresa que no te falla. Eso te da una tranquilidad y una seguridad de cara a pedir un préstamo, a hacer cualquier operación bancaria, etc…
Orlando Colunga
Conductor funerario
“Aquí puedes empezar barriendo y acabar de encargado”
Orlando Colunga ya es veterano. En el año 2007 entró a trabajar en Funeraria Gijonesa y desde entonces no se ha bajado del carro. Es de esos hombres y mujeres silenciosos, los que tienen que librar con los primeros compases de la tristeza y el dolor de las familias. Como padre, reconoce, es duro vivir algunos momentos. Y si hay niños de por medio, dejan huella.
¿Desde que año llevo en FG?
Desde 2007.
Tener esa estabilidad en un trabajo hoy en día se agradece.
Sí, sí. Eso es una tranquilidad… Vamos a ver si me entiendes. Estar en una empresa estable como es esta y saber que aquí lo tienes todo, eso ya te ayuda mucho en muchas cosas, te da mucha tranquilidad, te da cierta seguridad.
Todos destacáis las posibilidades de crecer, incluso si uno ha empezado, casi como quien dice, barriendo el suelo. Pero luego la promoción interna funciona y funciona de verdad.
No, no. Aquí puedes empezar como dicen barriendo y subes y puedes llegar a ser un conductor funerario, o un sub encargado o incluso encargado.
¿Tienes una hija, verdad?
Sí, una de 29, pero siempre va a ser la pequeña, aunque tenga 45.
¿Cómo vive ella tu profesión? ¿Se le ha hecho difícil?
Bueno, pues bien. Lo vive con normalidad. Además que cuando yo empecé a trabajar, bueno, ella tenía ya 16 años.
¿Y tú? ¿Cómo vives ser funerario siendo padre? Hay momentos, como cuando se produce el fallecimiento de un niño, que tienen que resultar dolorosos…
Si el fallecido tiene cierta edad, toda la importancia es para la familia. Pero cuando es un chaval joven o menor, la verdad es que te quedas bastante tocado.
En quince años te habrá tocado muchos momentos así…
Tengo una que no se me olvidará en la vida. Nos avisaron de un fallecimiento y resulta que se trataba de un niño. Cuando llegamos a la casa ya vimos mucha gente en el portal. Dentro fue mucho peor. Vimos a la madre, que estaba medicada hasta el alma con calmantes, estaba llorando… Pero cuando entramos en la habitación del niño a recogerlo, ahí se me vino todo abajo. El niño estaba vestido de fútbol, con el traje, las botas y todo. Y el padre abrazado a él, destrozado.
Como padre, ver eso tiene que ser complicado…
Una cosa muy dura de asumir. Hablé con el compañero y le dije “vamos a dejar un poquitín que se desahogue porque, vamos, le hace mucha falta”. Yo viví situaciones de todos tipo, pero como esta… Es muy duro.
Todos me decís que sois una, una familia. Me imagino que también es el compañerismo que tenéis ayuda poco a pasar estos momentos, ¿no?
Sí. Siempre está el compañero que te saca una sonrisa y bueno, e intentar animarnos unos a otros. Porque te encuentras con situaciones difíciles y no lo pasas bien, las cosas como son.
Y además con estos dos años de pandemia, sobre todo los meses duros.
No lo pasas bien por varios motivos. Lo primero, porque tú estás en primera línea, te puedes contagiar como se contagiaba la gente. Y claro, puedes contagiar a los de casa. Era una cosa totalmente desconocida, aunque fuésemos con todas las medidas de seguridad. Nunca sabías lo que te podría pasar. Pero te toca ver cosas muy duras: gente con su padre en una residencia, no poder verlo en un año y fallecer. Y no poder verlo tampoco porque claro está, precintado, no se puede abrir el ataúd.
Borja Martínez Dos Santos
Jefe de Incineración de Funeraria Gijonesa
“Una vez que entra uno, ya nos cuesta dejarlo marchar”
Borja Martínez lleva 13 años en FG. Como muchos, empezó por abajo, creciendo día a día dentro de la casa. La dirección se dio cuenta que las máquinas se le daban bien – estudió un FP de Electromecánica – y decidieron que el incinerador era su lugar. Pero su crecimiento no ha parado. Hoy es Jefe de Incineración. Pero ante todo es padre de un niño de siete años que tiene a su madre, también, trabajando en la empresa.
¿Cuántos años llevas en la casa?
Llevo 13 años ya.
Son unos poquitos ya…
Sí, unos pocos son.
En todo este tiempo me imagino que te las habrás visto de todos los colores, sobre todo momentos complicados. Pero ¿alguna anécdota positiva que puedas contarme?
Alguna también de llegar a un pueblo inhóspito, entrar y que la familia te abra las puertas de su casa, o que te den de comer chorizo de la ristra que está colgado en la pared, porque no les queda otra cosa en casa. Y esas cosas son muy de agradecer. Te sientes uno más de la familia, llevas, no sé, tres o cuatro horas con ellos y ya eres uno más. Y esas cosas, esos alicientes, son los que los que te motivan: los agradecimientos por la gente así en general. El agradecimiento de la gente porque estás haciendo algo que tú piensas: “Si yo estuviera al otro lado, yo sería un poco más tiquismiquis”. Oye, yo lo querría todo perfecto. Esas muestras de cariño, esos lloros de emoción… Esas cosas son las que que te empujan a seguir viniendo aquí todos los días.
¿Tienes un hijo, tengo entendido?
Sí, tengo un niño. Tengo un niño de siete años.
¿Cómo lleva él que su padre sea funerario? ¿O todavía no es consciente?
Sí, es bastante consciente de la situación del trabajo que desempeñamos. Porque mi mujer también trabaja aquí. Ella está en la floristería. Sí, él desde pequeñito siempre supo a qué nos dedicábamos.
Sobre todo hablando con los más veteranos, esa gente que lleva toda la vida trabajando en esto, me dicen que antes había una especie de tabú sobre vuestra profesión, pero que ahora va cambiando un poco.
Sí, yo siempre digo lo mismo. Esto va todo de la mano de las nuevas tecnologías y de mirarnos a través de una pantalla. Ahora, con todo esto, pues la gente siempre le pica un poco más la curiosidad. Antes no había nada, digamos, sólo se podía preguntar y ahora la gente no se atreve a preguntar mucho tampoco. Pero ahora como ya se ve todo un poco más. Sí, yo quiero pensar que es por eso. La gente tiene más curiosidad. Antes el trabajo de funeraria estaba muy mal visto. Ahora hay mucha, muchísima gente que quiere venir a trabajar con nosotros.
Estar dentro de una compañía como Funeraria Gijonesa se hace más fácil, ¿no?
Sí, claro, hombre, esto es un poco como una familia. Una vez que entra uno, ya nos cuesta dejarlo marchar.
Repetís todos la misma frase, que sois una familia.
Esto hay que entenderlo así. Aquí se viven situaciones, momentos muy duros, que normalmente sólo se viven en familia o en un círculo sentimental muy cercano. Entonces no nos queda más remedio. De hecho, yo he empezado mi familia desde aquí.
¿Cómo afecta ser padre a tu trabajo? Me imagino que se hace duro cuando en vez de un anciano tenéis que recoger, o en tu caso incinerar, a un crío o a un chaval joven.
Se hace bastante duro. Pero bueno, yo me intento agarrar a la profesionalidad y al agradecimiento de la gente. Estás haciendo una cosa muy dura para ellos y luego hay veces que un poquito siempre te llevas para casa. Pero bueno, yo tengo lo que tengo en casa, que es lo que me da la fuerza a mí para volver cada día.
¿Se da mucha importancia al trato con la familia en esos momentos?
Es que tiene que ser así. Nosotros tenemos que estar apoyando, ser uno más, aunque sea de forma invisible. Tenemos que ser uno más de la familia. Es el criterio que sigo y como quiero entender que esto tiene que ser así, no puede ser menos.
¿Siempre estuviste en incineración?
No, no, yo pasé por varios sitios para llegar hasta aquí.
Destacáis mucho la promoción interna dentro de FG.
Sí. Yo lo he vivido en mis carnes. Yo soy un chaval de 60 kilos. Como puedes entender levantar difuntos es un poco más costoso en mi caso que para los demás. Y la empresa siempre ha respondido muy bien. Yo vine con un Grado Medio de Electromecánica y enseguida me pegué a las máquinas. La dirección vio que era donde yo me desenvolvía mejor. Al final acabé aquí, en el crematorio. He sido jefe de turno, he elegido los turnos, he estado cuatro o cinco años con los dos puestos, tanto como jefe como incinerando. Y ahora este año he empezado en este nuevo puesto.
Además tenéis ahí el proyecto de los nuevos hornos que serán los más modernos de Europa.
Todavía nos queda un poquito, así que de momento estamos con el tema de las filtraciones. El tema del medio ambiente es muy importante y estamos trabajando en estos crematorios que tienen emisiones cero.
Estando en un puesto como el de incinerador, ¿cómo viviste la Covid?
Eso sí que me ha dejado un poco marcado, porque si ya es duro de por sí despedirse de un ser querido, la última vez que le vas a ver el rostro no poder verlo… Eso me rompía el alma. El no tener ese contacto visual, pues oye, para mí creo que ha dejado huella en muchísima gente. Es que es parte del ritual y hasta que no ven a sus seres queridos no se acaba eso. Digamos como que no pueden descansar. Pero sí que es cierto que la gente necesita ese último adiós.