Benigno Manuel Fernández: “Hay que ser profesional hasta en los momentos más complicados”
De mueblero a funerario. Hace poco más de un cuarto de siglo, el antiguo jefe de la mueblería en la que trabajaba le llamó para proponerle ser conductor funerario. Una llamada que puso de manifiesto la buena impresión que había dejado en el negocio y que la abría la puerta a un mundo, hasta entonces, desconocido.
Así fueron los comienzos de Benigno Manuel Fernández, conductor desde hace 25 años en
Funeraria Gijonesa. Un giro de 180 grados, un cambio de paradigma y un reto que afrontó “con ganas, ilusión y mucha confianza”. Tres de esas cualidades que cualquiera querría en su equipo y que él reúne.
Puede suponerse que, si los comienzos nunca son sencillos, en el caso de un gran cambio aún lo son menos. Sin embargo, al recordar aquel primer servicio ya se intuye en este funerario el aplomo de quien se siente seguro de haber elegido lo correcto. Eso sí, “ese primer día no se olvida”, remarca. Y es que, al final, siempre asalta esa duda que a todos nos ronda la cabeza: “¿Valdré para esto?”. Da igual el puesto, la edad y el trabajo, es una pregunta que se presenta en algún momento. En su caso, el interrogante le duró poco: “Después de tantos años tengo claro que este trabajo no lo cambio por nada. He tenido varios antes, y este es donde mejor me encuentro”.
Una trayectoria laboral que también le ayudó en la funeraria y es que “ya estaba acostumbrado al trato con la gente”. Un trato, que, al final, es de las cosas más importantes a la hora de realizar un servicio. “Siempre es esencial, en los momentos más dolorosos, mantenerse firme. Imagínate que te pones a llorar con ellos. Hay que poner una coraza, mantener el tipo y conseguir ser profesional hasta en los momentos más complicados”.
Una profesionalidad que todos tienen muy claro en Funeraria Gijonesa y que, al final, les une. “Todos somos diferentes, pero por encima de todo somos compañeros, y eso se nota. Yo, por edad, entablé más relación con la gente de antes, los más veteranos. Pero en cada época siempre ha habido ese buen ambiente. Por ejemplo, Santi (Santiago Loché) y yo empezamos a trabajar el mismo día y a la misma hora”, recuerda.
Más de dos décadas después, ambos siguen encontrándose por los mismos pasillos. De aquella primera etapa, Benigno recuerda especialmente la “camaradería que había. Todos nos ayudábamos, estábamos ahí para el compañero. Para mí fue una etapa con gente muy especial”. Tanto que se emociona al recordar a dos compañeros que ya no están, dos de aquellos con los que la palabra compañerismo toma todo el sentido.
Un sentimiento necesario sobre todo en los momentos duros, de esos que se quedan grabados. “Con las personas que fallecen jóvenes siempre es más duro. Recuerdo un niño de tres años. Cuando tienes hijos esas cosas se te quedan”. En esos momentos, más que en ninguno, aflora la profesionalidad. “En esos momentos, a pesar del evidente dolor, nos llena también una gran satisfacción. Cuando en un servicio un familiar te felicita y te agradece el trabajo bien hecho, sabes que es de verdad. Son agradecimientos sinceros”.
En este cuarto de siglo las cosas cambian, está claro. Los adelantos tecnológicos hacen que el trabajo “sea más cómodo”. Ha habido también cambios en los horarios: “Creo que ahora son mejores que entonces. Y hay más flexibilidad”. Flexibilidad y algún añadido, como que, desde hace un tiempo, los trabajadores comen en el restaurante de la funeraria, “y se come bien”, añade.
Veinticinco años de experiencia que trata de transmitir a ‘los nuevos’. “Siempre hay quien se deja aconsejar más y menos, pero intentas explicar cómo se hacen las cosas, o bueno, como tú las haces. Y tratas de facilitarles un poco la llegada”. Y veinticinco años que sirven, también, para anticiparse a lo que cada persona precisa: “Cuando ves a la familia ya sabes un poco que necesitan. Si quieren que estés más encima, si necesitan más espacio… Ellos son lo más importante, así que hacemos todo lo necesario para que estén lo más cómodos posible”.
Aunque es imposible resumir dos décadas y un disparate siquiera intentarlo, hay algo que sí representa bien estos años vividos por Benigno en Funeraria Gijonesa: “Todo el tiempo que me quede aquí quiero vivirlo igual. Me gusta mi puesto, me gusta el trato con la gente y es algo que no cambiaría por nada. Estoy donde me gusta”.